"La notoriedad por si misma no significa nada. En cambio ser seguido, comprendido, querido es algo mucho más grande." Walter Bonatti
Domingo 24, jornada familiar y con amigos aprovechando este buen día de sol, que no de cantidad de nieve. La innivación es muy pobre y todos los amantes del esquí de travesía vamos buscando como locos esas ascensiones y esquiadas que nos quiten el mono. Esta semana toca subir al pico Astún pasando por el Ibón de Escalar, y de bajada ver el ibón de las truchas y bajar recto buscando una buena pala para desfogarnos. Y eso hicimos. Ya que vamos a realizar esta actividad y el día pinta tan fantástico decidimos invitar a los tíos y primos (todos los años se apuntan a una) de Isabel y a un compañero de trabajo, David, para que disfruten de esta clásica de invierno donde no habría menos de 50 personas dando vueltas por ahí.
Que os puedo relatar de la actividad, siendo una imprescindible en combinación con el pico de los Monjes y bajando a Francia y volviendo por el collado de Astún. Nuestro objetivo no tan ambicioso. Todos nuestros acompañantes van con raquetas y tenemos que adaptar el ritmo al suyo. El verdadero objetivo de hoy es disfrutar de la compañía y del entorno.
Salimos no demasiado temprano de Zaragoza, nos estamos volviendo comodones, parada en Lanave para habituallar y a coger las raquetas de alquiler en Deportes Azus en Villanúa. Gente franca y de buen corazón y con buenos precios. En un periquete estamos en el estacionamiento de las pistas y los trabajadores de allí nos hacen dejar el coche casi en el cruce con el Portalet. Menudo paseo hasta las pistas, casi 20 minutos con el material a la espalda.
Es hora de salir para arriba y comenzar los bonito dejando el telesilla de Truchas a nuestra derecha, primero un trozo de pista que sirve para ganar tranquilamente altura y calentar las piernas y luego cogiendo la margen derecha orográfica del barranco subimos un poco. Mas adelante llegamos a una planicie antes de las rampas finales.. Esta vez vamos a remontar el barranco de Escalar por el lado izquierdo según miramos desde el llano. Toda la huella y todo el tropel de gente sigue por allí y aunque la subida es algo más vertical parece menos expuesta dada la calidad de la nieve. Que es mala y primavera como si estuviéramos en Abril. Pasamos por algún puente de nieve dudoso pero todavía aguantan. Hace falta frío, y nieve, sobre todo nieve.
A la marcha vamos ganando metros y en menos de dos horas llegamos al Ibon de Escalar. Está congelado y cubierto de nieve pero se ve hielo azul clarito en tramos y no me fío demasiado así que lo rodearemos casi entero. La tía de Isabel decide esperarnos tomándose un descanso mientras los demás continuamos hacia el collado de los monjes. Distancia de seguridad al cruzar el ibón, y poco a poco vamos dejando atrás las últimas rampas hasta el collado. Las vistas desde aquí arriba son espectaculares y son el premio gordo de la ascensión. Llegamos todos a buen ritmo aunque haya habido que darles con el palo a los pequeños y nos echamos unas fotos de rigor.
La gente menuda y el tío de Isabel ( un maestro de los caminos de Santiago) arrancan para abajo y nos prometen esperarnos con el bocadillo hecho. David, Isabel y yo nos vamos a subir hasta el pico, que bien merece una visita y disfrutar un rato más de este día tan espectacular de montaña. Subida sin complicaciones y a buena velocidad hasta la cima fotos preciosas incluidas.
En poco más de 15 minutos estamos arriba. Una bonita cima en invierno y un placer compartirlo con Isabel y con uno de mis "esbirros". El día se prometía bueno y está siendo mejor. Unas fotos de lo conseguido y alguna de postureo (alguno está en edad de merecer) y nos preparamos para bajar. David arranca antes con las raquetas e Isabel decide aprovechar esta preciosa cima para dejar su sello personal XD. Una vez todos los deberes hechos comenzamos a trazar los giros con soltura.
Y comienza la bajada, arriba con un poco de costra pero disfrutona hasta el collado. Más abajo hasta el ibón nieve mas primavera pero de facil manejo. Pronto dejamos al raquetero atrás y enseguida estamos disfrutando de las fantásticas viandas. Los pequeños Kevin y Cristian se han portado como titanes pero aún me tendrá que sorprender el mayor, Kevin, en la bajada con una habilidad y muy buena resistencia física. Este muchacho promete, a ver si lo llevamos a patear más días y a subir su primer tresmil este verano, que ya le toca.
Después de la bien merecida comida decidimos volver por el Ibon de las Truchas, hay que remontar un poco y luego llanear por buen terreno y buscar una bajada más franca y sin peligro que la del barranco. Es cierto que más vertical, pero carente de riesgo ante un resbalón, que los hubo. Encabezo la marcha junto al titan del primo mayor hasta abajo, donde empalmamos al final del llano de subida. No faltan en la bajada alguna voltereta de los raqueteros, más de un resbalón y hasta una bola de nieve gigante. Lo estamos pasando de fábula. Nosotros disfrutamos de la bajada con una nieve mucho mejor que la de la semana pasada y sin darnos cuenta ya estamos casi abajo. Esquivamos piedras como podemos y ya estamos abajo!!.
Ha sido un actividad suave para nosotros pero placentera de principio a fin. Disfrutar de la montaña en compañía de la gente que quieres y aprecia es unos de los mayores tesoros que puede tener un montañero y por ende una persona. A veces no es mejor el que más rápido sube, o el que más lejos llega si no el que de mejor gente se rodea en el camino.
Y esto es todo amigos, nos vemos por allí arriba más pronto que tarde espero.