" La montaña no es como los humanos. La montaña es sincera". Walter Bonatti
Y aquí estamos, delante de esta pantalla, a punto de empezar a escribir una ascensión única y especial. Especial por la historia de la montaña, por el tiempo que llevaba deseando ir (pero por algún motivo o por otro no habíamos podido), especial por quien me acompaña. Especial por muchos motivos.
Qué os puedo decir que no hayáis leído ya sobre el Montblanc, el monarca de los alpes, el rey de la Europa occidental, la cuna del alpinismo. Inaccesible y duro por todas sus vías. Largo y lejano. Un sueño hecho realidad. Un sueño pero también un sitio donde se calibra a las personas. Y donde no se debe venir a jugar si no quieres acabar mal.
La aventura comienza hace unos meses; desde el club hay gente que quiere subir este pico en junio, y lanzan una llamada para los que se quieran sumar al proyecto. Nos lo planteamos, nos cuadran las fechas y decidimos apuntarnos. Lo cierto es que no conocemos a todo el mundo que va a ir, pero iremos, dejando siempre bien claro que funcionaremos como cordada independiente y que estamos para lo que haga falta pero no nos hacemos responsables de nadie. No sé si es una actitud egoísta o no, pero consideramos que sin conocer a parte de la gente, no podemos ni queremos bajo ningún concepto asumir más responsabilidad que la nuestra personal. Hay dos personas que han hecho muy poca montaña, y aunque físicamente son unos toros no tienen experiencia motivo por cual marcamos la distancia desde el principio. Yo nunca los hubiera invitado a algo así, pero ese soy yo. El plan es subir en tres días, durmiendo en Teté Rousse, Gouter y para abajo. Un plan clásico para aclimatar mejor. Aunque en contrapartida, nos lo jugamos todo a una carta con la meteo.
Al final vamos siete personas, Toño y Pincho por un lado (Alpinistas sinceros y que han compartido varias ascensiones con nosotros); Rubén, Lolo y Juan por otro; e Isabel y yo. Se hace una reunión de preparación a la cual no podemos acudir puesto que estamos de viaje de novios, pero nuestra postura queda patente desde el principio. Os la acabo de exponer antes. No nos hacemos cargo de nadie.
Os preguntaréis el porqué de esta introducción. Pero es un principio para explicar algunas de las cosas que sucedieron y que pudieron acabar en algo más que una anécdota, si no llega a ser por la actuación impecable de la gendarmería.
Día 1: Desde les Houches a Teté Rousse.
Lunes por la mañana preparamos todo en el apartamento en Saint Gervais, en donde hemos dormido, y salimos rumbo al teleférico en Les Houches, que sube hasta Bellevue de 1020 a 1800 metros. Estamos nerviosos pero con ganas y con mucho mucho respeto. La meteo no pinta demasiado bien, por eso no sube mucha gente. Nos queremos dar una oportunidad y al menos tenemos intención de subir a Gouter y ver que ocurre. Llegamos arriba del teleférico, con que gusto pasaremos por aquí dos días más tarde; tomamos un café con leche y a por el tren de cremallera a Nid d´ Aigle (2372 mts). La subida es lenta pero constante y yo ya siento el come come en las tripas de que esto empieza. Mucha gente con guía y ningún español.
Llegamos a la estación y un grupo no muy numeroso de montañeros con caras de desolados esperan para bajar, ni una cumbre el día anterior. Mala meteo y mal tiempo. Nieve nueva y sin transformar hasta casi la cadera. Condiciones durísimas. Los que más lejos han llegado a Wallot y vuelven agotados. Esperemos bajar dentro de dos días con otra cara por aquí. La subida no tiene pérdida, bien señalizada con marcas rojas y flechas salva el desnivel entre la estación y el refugio de Teté Rousse (3167 mts), pasando por la cabaña de Les Rognes. En algo menos de 3h subimos con mucha tranquilidad y sin prisa los 800 mts de desnivel. Sin problemas, ruta de treking plácida con algún pasamanos innecesario. Desde una pequeña cabaña de información casi al final del recorrido, hasta el refugio tenemos una explanada de nieve y niebla, mucha niebla que lleva arrojando toda la subida. Se acerca la tormenta de verdad pero hemos llegado antes de comer. Un bocado que traemos de casa y a esperar. Pasamos la tarde jugando al Rummikub e hidratándonos. Otros se echan a dormir un rato. El refugio no está lleno y aunque no es incómodo no nos gustó demasiado. El trato no es malo, pero tampoco una maravilla, no hay agua ni para lavarse las manos, las botellas de "oro transparente" ya sabéis a 5,50€ y la cena lo cierto es que no fue una maravilla pero es lo que toca.
A mitad de tarde comienza a nevar con fuerza, copos finos, copos gordos... No cuajan demasiado a esta altura por la temperatura. A ratos aclara, a ratos sigue nevando. Tenemos que decidir qué hacemos. El martes lo dan relativamente claro hasta por la noche que entra una tormenta fuerte que acabará el miércoles no se sabe a que hora. Esto complica mucho, por no decir todo la ascensión. Y posiblemente el descenso.
Subir a Gouter no tendrá complicación pero al día siguiente no podremos salir a la hora normal en mitad del temporal y se esperan 50 cms de nieve... Tras varias conversaciones y los respectivos nervios decidimos esperar al día siguiente a las 8 am que ponen la meteo con fiabilidad. Después de mucho hablar creemos que es la mejor decisión, no decidir hasta saber. Con esas dudas nos vamos a dormir sin ninguna sintomatología de mal de altura pero con una decisión clara. Si no cambia el parte nos tendremos que dar la vuelta.
Dia 2: Desde Teté Rousse hasta Gouter:
El día amanece claro y con sol. Observamos delante nuestro la Aiguille de Bionassay y sus impresionantes glaciales colgantes... El mundo aquí arriba es diferente e impresionante. Hace 5 años que no estoy en Alpes pero siempre te deja con la boca abierta. Desde la terraza se ve arriba el nuevo refugio de Gouter (3835 mts), el viejo y por donde tenemos que subir, la arista de Payot, más conocida por todos como la Arista de Gouter. Son 700 mts de desnivel y son los más técnicos de toda la ascensión. Entre 1997 y 2011, 74 personas murieron y 180 resultaron heridas en este tramo. Aunque en las crónicas y reseñas de la gente leáis que es sencillo, no se puede uno descuidar y la altitud también juega su papel. Es sencillo si estás acostrumbrado a este tipo de terrenos.
Son las 8, aquí no queda ni el tato ya, las cordadas con guía han salido al toque de corneta. Por cierto quiero romper una lanza en favor de los guías. Muchos tienen mala fama, pero la mayoría son encantadores y gente de montaña. No dudan en aconsejarte si se lo preguntas y en darte ánimos o ayudarte. Por unos pocos se llevan la mala fama y no es justo. Llamamos a casa y escuchamos todos los partes. Milagro!! La tormenta se ha adelantado a la tarde y por la noche dan despejado pero con vientos de moderados a fuertes en altura. Nuestra oportunidad. Las dudas se disipan. Modo "a por ello" on. Nos equipamos todos y para afuera. Ascendemos tranquilamente por la nieve hasta un pequeño espolón de roca donde esperan unos gendarmes para que nadie suba sin reserva.
Hablamos con ellos y nos confirman la previsión y nos desean suerte. Son gente agradable, atenta y hacen un trabajo encomiable. En apenas 30 minutos o menos nos plantamos delante de la temida "bolera", el grand Couloir o el corredor de la muerte. Esta repleto de nieve dura y parece bastante estable. La gente ha pasado con tranquilidad así que decidimos pasar sin encordar y ver como está. Es un momento nos plantamos al otro lado pero con susto. Una piedra del tamaño de un melocotón nos pasa por delante. Subidón de adrenalina y a resguardo. Avisamos a los demás que pasan rápido y sin complicaciones. El primer cable y los primeros tramos en mixto acto seguido. Las nubes cubren toda la zona alta y ya no se ve la arista. Tendremos que escalar entre la niebla que arroja y humedece la roca. No vemos como está la pared así que realizamos la ascensión con crampones. En la parte superior imprescindibles y a tramos también. Subimos en dos grupos. Todos juntos, salvo Lolo y Rubén, que suben a su ritmo, más tranquilos pero siempre a la vista. De vez en cuando nos vamos gritando para ver que todos van bien. Lolo me ha comentado que tiene problemas al tragar el agua (síntoma de mal de altura ??...).
Sólo hay que seguir con cuidado los puntos rojos y las flechas pintadas en las piedras, muchas opciones y muy entretenida, incluso podría definirla como divertida. Nos cruzamos con varias cordadas que han hecho cima en el día de hoy, al contrario que ayer todos los que bajan llevan una sonrisa de oreja a oreja. Nosotros seguimos a la marcha. Isabel siempre marcando el ritmo. En un momento dado, y a pesar de la niebla, ya se ve el refugio viejo a tiro de piedra. Quedan los muros más verticales, que no superan el III como mucho. Los cables la mayoría de las veces molestan más que ayudan. Intento realizar toda la arista en libre, así es mucho más divertida, y 500 mts de mixto para prácticas no se tienen todos los días. Han pasado unas 3h desde que salimos de Tete Rousse hasta el refugio viejo de Gouter. Llegamos a la barandilla muy sonrientes todos después del esfuerzo. Ha sido una bonita ascensión.
Tenemos mucho frío, la niebla es persistente y estamos a 3800 mts, gritamos a los que nos siguen pero no contestan, aunque se les veía claramente hace 15 minutos, que hemos hablado con ellos por última vez. Decidimos continuar hacia el refugio y esperarles allí. Una rampa de nieve con maromas te espera entre Gouter viejo y nuevo... lo más duro del día jajajajaja.
Qué puedo decir del nuevo refugio de Gouter. Un hotel de 5 estrellas. Bien organizado, todo impecable, los baños casi más limpios que los de casa, gente atenta que habla alguno español, buen ambiente... Nos reunimos al poco rato y comemos. Le preguntamos a Lolo que tal está y parece que por un momento le enfada, que extraña reacción.
La dinámica es la misma del día anterior. Mientras alguno echa una cabezada reparadora otros hablamos y jugamos a las cartas. Pero siempre bien hidratados. Nos medimos las pulsaciones en altura... Isabel 92 ppm... Yo 68 ppm jajajajaja soy un fiambre. Lo cierto es que en reposo tengo 38 ppm, eso quiere decir que para mantenerme vivo la altitud exige un regimen significativamente más alto de pulsaciones. La tarde da para mucho hasta las 18.30h que dan la cena. Hablamos y preguntamos cómo está cada uno, para ser sinceros no veíamos a Lolo bien. En contra de lo que habíamos dicho nos ofrecemos a subir a Juan, uno de los novatos, en nuestra cordada y así evitar que la suya de tres se tenga que dar la vuelta entera si pasa algo, dando una oportunidad a alguien más de hacer cima. Les parece bien. Pero luego hablan entre ellos y deciden que quieren ir los tres juntos. No soy el padre de nadie, ni el jefe de nada, cada uno toma sus decisiones. Y de repente llega la tormenta!!. Menuda nevada brutal, nieve de todos los tipos, que aquí arriba sí que cuaja. 50 cms de nieve fresquita, lo mejor para andar al día siguiente. Continúa llegando gente, algunos con un claro mal de altura, mareados y con las pilas justas. Aunque no es tan esperpéntico como he leído por ahí, si que vomita alguno por arriba, otros tienen cara de muerto y a un japonés le viene justo para subir a la habitación, pero son los menos.
Aperitivo gratis para todos con té, cena maravillosa, con postre de lujo y a intentar dormir. Son las 20h y la diana sonará enseguida.
Día 3: Gouter- cima del MontBlanc (4810 mts):
Y llegó la hora. Nos despertamos a las 01.45h. El desayuno está servido abajo y todo el mundo que va a intentar la cima está en marcha. Comemos lo que podemos con un gusanillo ya en la tripa. Nosotros bajamos donde está el material, en la sala de entrada y con la precisión y rapidez de años de práctica estamos preparados enseguida. Lamentablemente los demás no llevan el mismo ritmo. Esperamos unos 20 minutos y ya parece que al fin está todo. Ya estamos encordados los tres grupos y aún queda gente en el refugio. Salimos?!. No señor, Lolo se ha olvidado el Goretex con los nervios. A esperar otra vez. Al final, salimos media hora después de lo previsto, somos los penúltimos. Pero da igual, hay tiempo de sobra o quizá no... Empezamos a subir, giramos a la derecha en el desvío hacia el refugio viejo y la serpiente luminosa se muestra ante nosotros. Noche clara, algo de aire y más de 40 frontales subiendo en fila por la rampa de la Dome du Gouter... he visto cosas así varias veces... pero ninguna te emociona tanto como en este lugar. Es bonito y motiva a subir. Eres tú el que está aquí, casi parece irreal. Seguimos avanzando detrás de la fila luminosa, paso a paso. Se levanta un aire muy muy molesto. Con rachas de 40 kms/h que arrojan nieve sobre la cara. Lo que soplará arriba. Vamos una cordada detrás de otra pero sin perder comba ninguna. Pasamos debajo de un gran serac y nos acercamos a la loma del Dome. El alba pelea por asomar. Bajamos al Col du Dome. Con niebla un lugar perdedor y peligroso. Aquídejamos a las otras cordadas un poco atrás. Isabel es una máquina bajando, y ahora hay un pequeño descenso, tanta marcha lleva que casi me tira jajajaja. Repecho duro hasta Wallot por la izquierda, no subir ni bajar recto hay grietas, el sol asoma e ilumina la cima y lentamente baja a nuestro encuentro. Hemos cometido el error de no ponernos los sobreguantes y llegamos con las manos heladas a esa lata de sardinas llamada refugio. La gente sale y entra para buscar un poco de cobijo. Me quito los guantes y lloro de dolor conforme mis manos van recuperando sensibilidad. Las caliento como puedo, aguantando las punzadas intensas. Isabel me da animos preocupada por mi. Me tomo un gel que me revive. Ahora es ella la que sufre dolores y escalofríos, el frío le ha calado. Nos hidratamos y comemos lo que podemos. Vamos al baño y alguien ha vomitado (ha sido Lolo). Es un lugar extraño este refugio, es como el cobijo de las almas perdidas, donde los que no pueden y los que se mueren por subir se juntan y se miran de cerca a los ojos. Pero ha salvado muchas muchas vidas en caso de mal tiempo.
Respecto a nuestros compañeros Pincho esta perfecto y Toño tiene los pies helados pero bien, se los calienta quitándose las plantillas que tenía mojadas. La otra cordada no presenta el mismo estado desde mi punto de vista. Juan sólo tiene las manos heladas como nosotros pero Lolo se encuentra como ausente, en otro mundo, claramente tiene un incipiente mal de altura. Rubén tiene sueño y se quedaría a dormir allí mismo, esto tampoco es bueno, es otro sintoma de mal de altura. Yo veo la decisión clara y se lo dejo caer. Ellos deciden seguir, es su decisión y un riesgo que asumen.
Salimos de Wallot rumbo a nuestro objetivo final, no volveremos a parar hasta la cima. Las condiciones no ayudan. El viento sopla con intensidad y la huella se tapa de una cordada a otra. Toño y Pin toman la cabeza hasta la primera pala donde el aire golpea sin piedad. Casi arriba de la arista tomamos de nuevo el mando. Ahora tengo la certeza de que haremos cima. Isabel baja como una leona otra vez y llega el momento de subir a la famosa arista de les Bosses. Se remonta por un lado protegidos del viento y luego el estrecho paso que hacemos sin cruzarnos con nadie, ya baja gente pero muchos otros aún suben. He visto en otras reseñas y videos como más avanzada la temporada esta parte es nieve dura como el hielo. Una caída con esas condiciones debe ser mortal de necesidad.
La sonrisa de la gente que viene de cima es luminosa y te apoyan con sus ánimos y sus palmadas. Ya va quedando menos, pasamos por el borde de una grieta brutal, rodeándola por la derecha. Sólo quedan dos rampas y la arista somital, Isabel comienza a abrir huella pero está desfondada, hasta ahora ha ido en cabeza. Tomo el relevo y le abro una huella de pasos pequeños como le gusta. El aire no deja de azotarnos, pero seguimos adelante. Gritos de ánimo a mi peque. Sólo una rampa más. Sólo una rampa más. La huella desaparece tras nosotros. Luego serán dos rampas, no una, pero seguimos. Paso a paso peleando contra el aire. Baja casi todo el mundo. Pero adelantamos a gente todavía. Aquí arriba no se puede tontear hay que llegar y bajar lo más rápido posible. La arista cimera se acerca, la lucha es contra nosotros mismos, yo me encuentro pletórico, algo cansado obviamente, y le transmito algo de fuerza a Isabel. Llegamos a la arista... que parece que no tiene fin. Pero lo tiene, vaya que si!!.
Al menos son 20 minutos de andar poco a poco ganando altura, sintiendo que ya lo has logrado. Lloramos de emoción y nos abrazamos. Vamos peque que casi lo hemos conseguido. Se ven las cabezas de dos personas que no suben más. El aire nos barre, el frío es intenso, muy intenso, pero aquí estamos, en la CIMA. Lloramos otra vez. Nos besamos y nos abrazamos. Unas fotos rápidas, un vistazo al resto de Europa desde lo más alto. Mar de nubes, islas de roca y nieve. Un sueño. Un logro. Nada será igual. Quizá estuviéramos menos de 5 minutos, pero un parte de ti se queda en cada montaña que subes. Y en esta un poco más que en las demás.
Nos damos la vuelta. Isabel tiene mucho mucho frío. Bajamos y a los 10 minutos nos encontramos con la segunda cordada, los incombustibles Toño y Pincho. Isabel sólo piensa en el descenso, les animo. Les queda poco. Al final les sacamos en cima 30´. Un abrazo pero no podemos parar, el frío y el viento están mermando a mi mujer, hay que volar hacia la seguridad del refugio. Ya hemos acabado la arista y al poco nos encontramos con la otra cordada. Lolo va desencajado, mirada de ido, anda raro, al final casi una hora de diferencia en cima. Los demás le siguen. Les animo y les digo que nosotros bajamos para abajo. Que esperaremos en Gouter.
En muy pocos minutos estamos de nuevo en les Bosses. Isabel me lleva a matacaballo. Adelantamos gente. Pasamos la arista, bajamos más. En un abrigo al sol le digo que necesito comer. Estoy hipoglucémico, desde la parada en el refugio ni un bocado, ni un trago. Un gel de absorción rápida y unas golosinas. Agua con sales. Siguiente parada Wallot. Hago unas fotos, charlamos con unos británicos muy majos y esperamos a ver a la segunda cordada cerca y seguros. En ese momento y sólo en ese comenzamos nuestro rumbo hacia Gouter. Nada podemos hacer por la cordada de atrás del todo. No tenemos comunicación. Toño y Pincho hacen lo mismo, esperar a que estén cerca y a la vista tras pasar Bosses, y seguir marcha. Nadie reclama la ayuda de nadie. Llegamos al refugio de Gouter. Sanos y salvos pero famélicos. Platazo de pasta y cocacola y a esperar. Son las 11h am. Nos ha costado 8 h subir y bajar con paradas. Un tiempo de guía de libro y con las condiciones tan malas que encontramos. Estoy muy orgulloso de nosotros.
Y ahora empieza la otra historia...
Toño y Pincho llegan una hora más tarde, nos abrazamos, felicidad pura, ha sido duro pero lo hemos logrado. Han estado esperando en Wallot lo razonable, hasta ver cerca a la última cordada. El frío es intenso y la altura aprieta. La otra cordada no ha pedido auxilio por lo que deciden seguir hacia abajo. Así que nos disponemos a esperar, son las 12.20h. Tiempo límite para llegar al tren las 13 h., aunque por lo que tardan, estarán cansados y probablemente no lleguemos de ninguna manera, somos realistas. Se oye un helicóptero. Llega un gendarme y le preguntamos pero parece que son dos personas con mal de altura. No sabe nacionalidad. Parece que no son nuestros amigos. Menos mal.
Seguimos esperando y no llega nadie. Mirando por la ventana todo el rato, llamamos a los móviles y no los localizamos de ninguna manera, nerviosos y pasándolo francamente mal. Aunque funcionamos como cordadas independientes, uno no deja de preocuparse. Hacemos planes dependiendo de como lleguen. Nos ofrecemos a bajarlos a Tete Rousse y que duerman allí y luego bajamos hasta abajo, andando para que no perdamos el tren todos. Pero Toño y Pincho deciden esperarles también y bajar juntos. El tiempo pasa muy lento. Son las 14h. Decido calzarme botas y crampones y subir hasta donde pueda ver toda la subida al Dome y ver si los localizo. No deben estar demasiado lejos, o eso espero en el fondo de mi corazón. Subo para arriba y me cruzo con dos gendarmes y les pregunto por nuestros compañeros. Me preguntan si soy español y me dicen que han rescatado a tres españoles desde el coll del Dome. Les pregunto si estaban bien y me dice que sólo muy agotados y cosas leves.
Al menos la duda se ha resuelto, bajo a la carrera y nos preparamos para salir. Si vamos como leones aún llegamos. Paso rápido hasta Gouter viejo, comenzamos la bajada y sube mucha gente. Cruces y nieve. Pérdidas de tiempo. Recibimos una llamada desde Chamonix, están sanos y salvos. Decidimos no arriesgar y bajar seguros.
Me hago cargo de la situación como persona con más experiencia y encabezo la bajada poco a poco y por terreno lo más sencillo posible. Unos nos apoyamos en los otros, somos un equipo y funcionamos como tal dándonos soporte en los paso más expuestos. Las palabras de ánimo no faltan. La bolera. En la cabeza de Isabel y Toño pesa como una losa. No hay problema empalmo dos cuerdas, me aseguran y paso al otro lado, monto un pasamanos para Pincho y Toño. Sin contratiempos. Isabel se ata a la cintura y la recupero con el nudo dinámico. Último peligro superado. Sus mentes se relajan y ambos sonríen. La tensión se disipa igual que la claridad que tenáimos dando paso a las nubes.
Nos envuelve la niebla. Hay gente que nos sigue. De hecho algunos bajarían más o menos a la par nuestra hasta la estación de Bellevue. Llegamos a la caseta de información junto a Teté. Quitamos material y rehacemos la mochila. Ahora es Isabel la que asumirá la cabeza y nos bajará a un ritmo constante y alegre. De Teté Rousse hasta les Houches una bajada de las de antología. Primero entre la niebla, luego más claro y agradable el día. Pero aunque parezca extraño no se me hizo demasiado pesada. El glaciar de Bionassay nos vigila el descenso. Risas y fotos. Tragos de agua. Cabras y vías de tren. Senderos preciosos y carretera insufrible. Son las 22h estamos por fin en la furgoneta. Nos reciben con aplausos y abrazos. Les preguntamos que tal están. La preocupación es sincera. Nos cuentan su aventura. Merecida cena en un restaurante que encontramos abierto.
Al parecer en la bajada cerca de Wallot, Lolo con mal de altura desde la mañana resbala y cae, y Juan lo sujeta torciéndose la rodilla. Llegan enseguida al refugio y piden ayuda. Nos intentan localizar pero no lo consiguen, igual que nosotros a ellos y los gendarmes deciden bajarse a los dos heridos y al tercero (??), aunque insiste en quedarse para avisarnos.
Ahora viene la repanocha cuando en España el tercero de cordada, Rubén, y teórico experto, el cual ha invitado a dos personas sin casi conocimientos previos, nos echa en cara por Whatsapp que se sintió solo y que se ha perdido el espíritu montañero. Como comprenderéis el enfado fue monumental por nuestra parte. Los cuatro estuvimos preocupados y tuvimos que bajar hasta abajo muy cansados. Los cuatro por mensaje nos tenemos que leer este reproche en un grupo en común. Mi opinión es que alguien puso en riesgo la vida de dos personas como jefe de cordada, los síntomas de mal de altura eran evidentes, de hecho nos contaron cosas como que se caía, que daba tres pasos y no podía seguir, los vómitos, la cara de demacrado... La palabra que resume todo es irresponsable. Creo que por no renunciar a la cima y por no saber imponerse arriesgó la integridad de los tres, de los gendarmes y la nuestra al obligarnos a correr durante un rato. Pero "amigo" por si lees esto, las montañas se suben, pero sobretodo se bajan. Lección aprendida. Nunca nunca volveremos a ir con nadie que no conozcamos de verdad, aunque sea de tu mismo club. Y no quiero hacer más leña del árbol caído.
Este suceso inevitablemente le puso un pequeño punto negro a lo que tenía que ser una épica aventura. Aún así nos sentimos orgullosos de nuestra ascensión y de nuestro comportamiento. Y hemos unido lazos con dos personas maravillosas con las cuales me iría al fin del mundo. Igual no sea tan lejos, pero seguro que pronto coincidimos.
Ya puedo cerrar un proyecto que llevaba años rondando por mi cabeza... ahora quedan muchos otros, en la montaña y en la pradera. Por cierto os he dicho lo orgulloso que me siento de Isabel?? Dios! no os lo puedo expresar con palabras. Como TE QUIERO cariño!. Nos vemos por ahí arriba, mejor pronto que tarde.
Sólo hay que seguir con cuidado los puntos rojos y las flechas pintadas en las piedras, muchas opciones y muy entretenida, incluso podría definirla como divertida. Nos cruzamos con varias cordadas que han hecho cima en el día de hoy, al contrario que ayer todos los que bajan llevan una sonrisa de oreja a oreja. Nosotros seguimos a la marcha. Isabel siempre marcando el ritmo. En un momento dado, y a pesar de la niebla, ya se ve el refugio viejo a tiro de piedra. Quedan los muros más verticales, que no superan el III como mucho. Los cables la mayoría de las veces molestan más que ayudan. Intento realizar toda la arista en libre, así es mucho más divertida, y 500 mts de mixto para prácticas no se tienen todos los días. Han pasado unas 3h desde que salimos de Tete Rousse hasta el refugio viejo de Gouter. Llegamos a la barandilla muy sonrientes todos después del esfuerzo. Ha sido una bonita ascensión.
Tenemos mucho frío, la niebla es persistente y estamos a 3800 mts, gritamos a los que nos siguen pero no contestan, aunque se les veía claramente hace 15 minutos, que hemos hablado con ellos por última vez. Decidimos continuar hacia el refugio y esperarles allí. Una rampa de nieve con maromas te espera entre Gouter viejo y nuevo... lo más duro del día jajajajaja.
Qué puedo decir del nuevo refugio de Gouter. Un hotel de 5 estrellas. Bien organizado, todo impecable, los baños casi más limpios que los de casa, gente atenta que habla alguno español, buen ambiente... Nos reunimos al poco rato y comemos. Le preguntamos a Lolo que tal está y parece que por un momento le enfada, que extraña reacción.
La dinámica es la misma del día anterior. Mientras alguno echa una cabezada reparadora otros hablamos y jugamos a las cartas. Pero siempre bien hidratados. Nos medimos las pulsaciones en altura... Isabel 92 ppm... Yo 68 ppm jajajajaja soy un fiambre. Lo cierto es que en reposo tengo 38 ppm, eso quiere decir que para mantenerme vivo la altitud exige un regimen significativamente más alto de pulsaciones. La tarde da para mucho hasta las 18.30h que dan la cena. Hablamos y preguntamos cómo está cada uno, para ser sinceros no veíamos a Lolo bien. En contra de lo que habíamos dicho nos ofrecemos a subir a Juan, uno de los novatos, en nuestra cordada y así evitar que la suya de tres se tenga que dar la vuelta entera si pasa algo, dando una oportunidad a alguien más de hacer cima. Les parece bien. Pero luego hablan entre ellos y deciden que quieren ir los tres juntos. No soy el padre de nadie, ni el jefe de nada, cada uno toma sus decisiones. Y de repente llega la tormenta!!. Menuda nevada brutal, nieve de todos los tipos, que aquí arriba sí que cuaja. 50 cms de nieve fresquita, lo mejor para andar al día siguiente. Continúa llegando gente, algunos con un claro mal de altura, mareados y con las pilas justas. Aunque no es tan esperpéntico como he leído por ahí, si que vomita alguno por arriba, otros tienen cara de muerto y a un japonés le viene justo para subir a la habitación, pero son los menos.
Aperitivo gratis para todos con té, cena maravillosa, con postre de lujo y a intentar dormir. Son las 20h y la diana sonará enseguida.
Día 3: Gouter- cima del MontBlanc (4810 mts):
Y llegó la hora. Nos despertamos a las 01.45h. El desayuno está servido abajo y todo el mundo que va a intentar la cima está en marcha. Comemos lo que podemos con un gusanillo ya en la tripa. Nosotros bajamos donde está el material, en la sala de entrada y con la precisión y rapidez de años de práctica estamos preparados enseguida. Lamentablemente los demás no llevan el mismo ritmo. Esperamos unos 20 minutos y ya parece que al fin está todo. Ya estamos encordados los tres grupos y aún queda gente en el refugio. Salimos?!. No señor, Lolo se ha olvidado el Goretex con los nervios. A esperar otra vez. Al final, salimos media hora después de lo previsto, somos los penúltimos. Pero da igual, hay tiempo de sobra o quizá no... Empezamos a subir, giramos a la derecha en el desvío hacia el refugio viejo y la serpiente luminosa se muestra ante nosotros. Noche clara, algo de aire y más de 40 frontales subiendo en fila por la rampa de la Dome du Gouter... he visto cosas así varias veces... pero ninguna te emociona tanto como en este lugar. Es bonito y motiva a subir. Eres tú el que está aquí, casi parece irreal. Seguimos avanzando detrás de la fila luminosa, paso a paso. Se levanta un aire muy muy molesto. Con rachas de 40 kms/h que arrojan nieve sobre la cara. Lo que soplará arriba. Vamos una cordada detrás de otra pero sin perder comba ninguna. Pasamos debajo de un gran serac y nos acercamos a la loma del Dome. El alba pelea por asomar. Bajamos al Col du Dome. Con niebla un lugar perdedor y peligroso. Aquídejamos a las otras cordadas un poco atrás. Isabel es una máquina bajando, y ahora hay un pequeño descenso, tanta marcha lleva que casi me tira jajajaja. Repecho duro hasta Wallot por la izquierda, no subir ni bajar recto hay grietas, el sol asoma e ilumina la cima y lentamente baja a nuestro encuentro. Hemos cometido el error de no ponernos los sobreguantes y llegamos con las manos heladas a esa lata de sardinas llamada refugio. La gente sale y entra para buscar un poco de cobijo. Me quito los guantes y lloro de dolor conforme mis manos van recuperando sensibilidad. Las caliento como puedo, aguantando las punzadas intensas. Isabel me da animos preocupada por mi. Me tomo un gel que me revive. Ahora es ella la que sufre dolores y escalofríos, el frío le ha calado. Nos hidratamos y comemos lo que podemos. Vamos al baño y alguien ha vomitado (ha sido Lolo). Es un lugar extraño este refugio, es como el cobijo de las almas perdidas, donde los que no pueden y los que se mueren por subir se juntan y se miran de cerca a los ojos. Pero ha salvado muchas muchas vidas en caso de mal tiempo.
Respecto a nuestros compañeros Pincho esta perfecto y Toño tiene los pies helados pero bien, se los calienta quitándose las plantillas que tenía mojadas. La otra cordada no presenta el mismo estado desde mi punto de vista. Juan sólo tiene las manos heladas como nosotros pero Lolo se encuentra como ausente, en otro mundo, claramente tiene un incipiente mal de altura. Rubén tiene sueño y se quedaría a dormir allí mismo, esto tampoco es bueno, es otro sintoma de mal de altura. Yo veo la decisión clara y se lo dejo caer. Ellos deciden seguir, es su decisión y un riesgo que asumen.
Salimos de Wallot rumbo a nuestro objetivo final, no volveremos a parar hasta la cima. Las condiciones no ayudan. El viento sopla con intensidad y la huella se tapa de una cordada a otra. Toño y Pin toman la cabeza hasta la primera pala donde el aire golpea sin piedad. Casi arriba de la arista tomamos de nuevo el mando. Ahora tengo la certeza de que haremos cima. Isabel baja como una leona otra vez y llega el momento de subir a la famosa arista de les Bosses. Se remonta por un lado protegidos del viento y luego el estrecho paso que hacemos sin cruzarnos con nadie, ya baja gente pero muchos otros aún suben. He visto en otras reseñas y videos como más avanzada la temporada esta parte es nieve dura como el hielo. Una caída con esas condiciones debe ser mortal de necesidad.
La sonrisa de la gente que viene de cima es luminosa y te apoyan con sus ánimos y sus palmadas. Ya va quedando menos, pasamos por el borde de una grieta brutal, rodeándola por la derecha. Sólo quedan dos rampas y la arista somital, Isabel comienza a abrir huella pero está desfondada, hasta ahora ha ido en cabeza. Tomo el relevo y le abro una huella de pasos pequeños como le gusta. El aire no deja de azotarnos, pero seguimos adelante. Gritos de ánimo a mi peque. Sólo una rampa más. Sólo una rampa más. La huella desaparece tras nosotros. Luego serán dos rampas, no una, pero seguimos. Paso a paso peleando contra el aire. Baja casi todo el mundo. Pero adelantamos a gente todavía. Aquí arriba no se puede tontear hay que llegar y bajar lo más rápido posible. La arista cimera se acerca, la lucha es contra nosotros mismos, yo me encuentro pletórico, algo cansado obviamente, y le transmito algo de fuerza a Isabel. Llegamos a la arista... que parece que no tiene fin. Pero lo tiene, vaya que si!!.
Al menos son 20 minutos de andar poco a poco ganando altura, sintiendo que ya lo has logrado. Lloramos de emoción y nos abrazamos. Vamos peque que casi lo hemos conseguido. Se ven las cabezas de dos personas que no suben más. El aire nos barre, el frío es intenso, muy intenso, pero aquí estamos, en la CIMA. Lloramos otra vez. Nos besamos y nos abrazamos. Unas fotos rápidas, un vistazo al resto de Europa desde lo más alto. Mar de nubes, islas de roca y nieve. Un sueño. Un logro. Nada será igual. Quizá estuviéramos menos de 5 minutos, pero un parte de ti se queda en cada montaña que subes. Y en esta un poco más que en las demás.
Nos damos la vuelta. Isabel tiene mucho mucho frío. Bajamos y a los 10 minutos nos encontramos con la segunda cordada, los incombustibles Toño y Pincho. Isabel sólo piensa en el descenso, les animo. Les queda poco. Al final les sacamos en cima 30´. Un abrazo pero no podemos parar, el frío y el viento están mermando a mi mujer, hay que volar hacia la seguridad del refugio. Ya hemos acabado la arista y al poco nos encontramos con la otra cordada. Lolo va desencajado, mirada de ido, anda raro, al final casi una hora de diferencia en cima. Los demás le siguen. Les animo y les digo que nosotros bajamos para abajo. Que esperaremos en Gouter.
En muy pocos minutos estamos de nuevo en les Bosses. Isabel me lleva a matacaballo. Adelantamos gente. Pasamos la arista, bajamos más. En un abrigo al sol le digo que necesito comer. Estoy hipoglucémico, desde la parada en el refugio ni un bocado, ni un trago. Un gel de absorción rápida y unas golosinas. Agua con sales. Siguiente parada Wallot. Hago unas fotos, charlamos con unos británicos muy majos y esperamos a ver a la segunda cordada cerca y seguros. En ese momento y sólo en ese comenzamos nuestro rumbo hacia Gouter. Nada podemos hacer por la cordada de atrás del todo. No tenemos comunicación. Toño y Pincho hacen lo mismo, esperar a que estén cerca y a la vista tras pasar Bosses, y seguir marcha. Nadie reclama la ayuda de nadie. Llegamos al refugio de Gouter. Sanos y salvos pero famélicos. Platazo de pasta y cocacola y a esperar. Son las 11h am. Nos ha costado 8 h subir y bajar con paradas. Un tiempo de guía de libro y con las condiciones tan malas que encontramos. Estoy muy orgulloso de nosotros.
Y ahora empieza la otra historia...
Toño y Pincho llegan una hora más tarde, nos abrazamos, felicidad pura, ha sido duro pero lo hemos logrado. Han estado esperando en Wallot lo razonable, hasta ver cerca a la última cordada. El frío es intenso y la altura aprieta. La otra cordada no ha pedido auxilio por lo que deciden seguir hacia abajo. Así que nos disponemos a esperar, son las 12.20h. Tiempo límite para llegar al tren las 13 h., aunque por lo que tardan, estarán cansados y probablemente no lleguemos de ninguna manera, somos realistas. Se oye un helicóptero. Llega un gendarme y le preguntamos pero parece que son dos personas con mal de altura. No sabe nacionalidad. Parece que no son nuestros amigos. Menos mal.
Seguimos esperando y no llega nadie. Mirando por la ventana todo el rato, llamamos a los móviles y no los localizamos de ninguna manera, nerviosos y pasándolo francamente mal. Aunque funcionamos como cordadas independientes, uno no deja de preocuparse. Hacemos planes dependiendo de como lleguen. Nos ofrecemos a bajarlos a Tete Rousse y que duerman allí y luego bajamos hasta abajo, andando para que no perdamos el tren todos. Pero Toño y Pincho deciden esperarles también y bajar juntos. El tiempo pasa muy lento. Son las 14h. Decido calzarme botas y crampones y subir hasta donde pueda ver toda la subida al Dome y ver si los localizo. No deben estar demasiado lejos, o eso espero en el fondo de mi corazón. Subo para arriba y me cruzo con dos gendarmes y les pregunto por nuestros compañeros. Me preguntan si soy español y me dicen que han rescatado a tres españoles desde el coll del Dome. Les pregunto si estaban bien y me dice que sólo muy agotados y cosas leves.
Al menos la duda se ha resuelto, bajo a la carrera y nos preparamos para salir. Si vamos como leones aún llegamos. Paso rápido hasta Gouter viejo, comenzamos la bajada y sube mucha gente. Cruces y nieve. Pérdidas de tiempo. Recibimos una llamada desde Chamonix, están sanos y salvos. Decidimos no arriesgar y bajar seguros.
Me hago cargo de la situación como persona con más experiencia y encabezo la bajada poco a poco y por terreno lo más sencillo posible. Unos nos apoyamos en los otros, somos un equipo y funcionamos como tal dándonos soporte en los paso más expuestos. Las palabras de ánimo no faltan. La bolera. En la cabeza de Isabel y Toño pesa como una losa. No hay problema empalmo dos cuerdas, me aseguran y paso al otro lado, monto un pasamanos para Pincho y Toño. Sin contratiempos. Isabel se ata a la cintura y la recupero con el nudo dinámico. Último peligro superado. Sus mentes se relajan y ambos sonríen. La tensión se disipa igual que la claridad que tenáimos dando paso a las nubes.
Nos envuelve la niebla. Hay gente que nos sigue. De hecho algunos bajarían más o menos a la par nuestra hasta la estación de Bellevue. Llegamos a la caseta de información junto a Teté. Quitamos material y rehacemos la mochila. Ahora es Isabel la que asumirá la cabeza y nos bajará a un ritmo constante y alegre. De Teté Rousse hasta les Houches una bajada de las de antología. Primero entre la niebla, luego más claro y agradable el día. Pero aunque parezca extraño no se me hizo demasiado pesada. El glaciar de Bionassay nos vigila el descenso. Risas y fotos. Tragos de agua. Cabras y vías de tren. Senderos preciosos y carretera insufrible. Son las 22h estamos por fin en la furgoneta. Nos reciben con aplausos y abrazos. Les preguntamos que tal están. La preocupación es sincera. Nos cuentan su aventura. Merecida cena en un restaurante que encontramos abierto.
Al parecer en la bajada cerca de Wallot, Lolo con mal de altura desde la mañana resbala y cae, y Juan lo sujeta torciéndose la rodilla. Llegan enseguida al refugio y piden ayuda. Nos intentan localizar pero no lo consiguen, igual que nosotros a ellos y los gendarmes deciden bajarse a los dos heridos y al tercero (??), aunque insiste en quedarse para avisarnos.
Ahora viene la repanocha cuando en España el tercero de cordada, Rubén, y teórico experto, el cual ha invitado a dos personas sin casi conocimientos previos, nos echa en cara por Whatsapp que se sintió solo y que se ha perdido el espíritu montañero. Como comprenderéis el enfado fue monumental por nuestra parte. Los cuatro estuvimos preocupados y tuvimos que bajar hasta abajo muy cansados. Los cuatro por mensaje nos tenemos que leer este reproche en un grupo en común. Mi opinión es que alguien puso en riesgo la vida de dos personas como jefe de cordada, los síntomas de mal de altura eran evidentes, de hecho nos contaron cosas como que se caía, que daba tres pasos y no podía seguir, los vómitos, la cara de demacrado... La palabra que resume todo es irresponsable. Creo que por no renunciar a la cima y por no saber imponerse arriesgó la integridad de los tres, de los gendarmes y la nuestra al obligarnos a correr durante un rato. Pero "amigo" por si lees esto, las montañas se suben, pero sobretodo se bajan. Lección aprendida. Nunca nunca volveremos a ir con nadie que no conozcamos de verdad, aunque sea de tu mismo club. Y no quiero hacer más leña del árbol caído.
Este suceso inevitablemente le puso un pequeño punto negro a lo que tenía que ser una épica aventura. Aún así nos sentimos orgullosos de nuestra ascensión y de nuestro comportamiento. Y hemos unido lazos con dos personas maravillosas con las cuales me iría al fin del mundo. Igual no sea tan lejos, pero seguro que pronto coincidimos.
Ya puedo cerrar un proyecto que llevaba años rondando por mi cabeza... ahora quedan muchos otros, en la montaña y en la pradera. Por cierto os he dicho lo orgulloso que me siento de Isabel?? Dios! no os lo puedo expresar con palabras. Como TE QUIERO cariño!. Nos vemos por ahí arriba, mejor pronto que tarde.