" Un hombre que no se alimenta de sus sueños, envejece pronto". William Shakespeare.
4 de Enero, ayer estuvimos esquiando en Candanchú, mala y poca nieve, timo. Pero aún así aprovechamos para aprender técnica de giros cortos, que en el día de hoy me va a venir de muerte. El plan maestro no puede ser más motivante. Saldremos del estacionamiento de Aneou en Portalet y subiremos el Pico Canal Roya, no visible desde alli, luego haremos un descenso dirección al Peygeret y subiremos al collado de L´lou y si da tiempo al pico. La actividad promete y mucho!. Esta vez nos guiaran nuestros amigos Alex y Elena ( www.anayetvertical.com ) que además de gestionar una tienda de montaña de forma maravillosa son unos fantásticos compañeros de aventuras y amigos.
Hay gente para aburrir, sobre todo mucha gente con raquetas, una modalidad que recomiendo a todo el mundo para que conozca la montaña en invierno y disfrute de vistas increíbles e impagables. Salimos dirección a una especie de establo y lo dejamos a nuestra derecha. El primer objetivo del día no está a la vista, como he dicho antes. Lo que primero vemos es la Pene de la Glere, un pico muy vertical hacia el cual se enfilan nuestros pasos. Lo debemos dejar a nuestra izquierda, y desde ese momento ya veremos al final del valle nuestro objetivo y el collado hacia el que vamos a dirigir nuestros pasos. Según miramos a mano derecha. Hay mucha gente por delante y mucha por detrás, le quita un poco de encanto a la montaña pero esta es un gran clásica y estamos en domingo de puente.
La ruta es muy agradable y vamos adelantando gente con raquetas y cruzándonos con alguno que ya baja con los esquíes. La nieve empeora justo antes del collado, pero ya estamos arriba. Se ve la parte trasera del Malacara, el pic des Moines... Y la loma que nos depositará en la cima, que está pelada de nieve. Nosotros la gestionamos con tranquilidad, las focas nuevas se notan. Elena pasa un poco más de apuro con las zonas heladas y tienen que buscar una subida con más nieve más cerca de la cornisa. De cualquier forma estamos arriba en poco rato y las vistas quitan el sentido. El Anayet asoma frente a nosotros, centinela de piedra de la canal Roya, señor de Formigal y hermano pequeño del Midi. Se ve gente esquiando en Astún, el Aspe, Bisaurín, Collarada... Un compañero del club debía de andar por el Malacara pero no lo sabíamos. Que ascenso más agradecido!.
Después de darle duramente al diente y comernos unos bocatas de tortilla decidimos seguir con el siguiente tramo de la excursión. Ahora toca lo bueno para todo el mundo y lo generalmente malo para mi, el descenso. Después de las clases de mi profesora en Candanchú comienzo con seguridad, clavando bastón y haciendo giros cerrados y cortos. El hielo siempre lo gestiono bien, hasta en pistas y esta parte la paso bastante bien y me da seguridad. Seguimos hasta el collado y la pala de nieve mala la hacemos giro tras giro. Un saltito y comienza un gran descenso por diferentes nieves, disfrutando y perdiendo rápidamente altura hacia el pico Peygeret. Entramos en una especie de vallecito de nieve virgen y luego pronto encontramos una marcada huella rumbo al segundo objetivo del día, el Coll de L´lou.
Foqueamos con buen estilo. Una pequeña pausa para reparar los pies de Elena (Alex regalale unas botas cómodas ya) y continuamos a la marcha hacia el collado. Aun hay desnivel pero se foquea bien a gusto; y disfrutando de las vistas enfilamos decididamente las ultimas palas. Poca inclinación pero la nieve ya esta empezando a rehelar en las humbrías y el sol no la transforma ya en las solanas, no es tan cómodo como antes. Pronto hacemos cima en el collado y las vistas del Midi quitan el hipo. Es un pico que siempre enamora, y como he dicho en algún otro post desde pequeño era un sueño inalcanzable en el grupo de montaña. Hablabamos de él como si fuera el mismísimo K-2 del pirineo, y en cada ruta y ascensión lo veíamos siempre a veces más cerca, otras más lejos. Un día me permitió subirme a su cima, y luego llegaron más. Pero eso no le ha quitado ni un poquito del encanto y la atracción que me transmite. Hacemos unas fotos, recuperamos fuerzas y quitamos de nuevo focas. Es hora de emprender el descenso al coche.
Empezamos con un interminable flanqueo dirección al cambio de valle y seguimos con una nieve mala, después nieve más mala, miles de huellas, baches, nieve peor, nieve helada, surcos y demasiadas huellas. Hacemos lo que un amigo llama esquí de supervivencia. Esta vez me pego dos o tres trufas y en una casi no me puedo levantar, me he enredado conmigo mismo. Al final llego hecho un honguillo abajo, pero se me pasa rápido y emprendemos la pequeña subida al coche.
Ha sido como siempre un día para enmarcar! Tiempo espectacular, quizá justito de nieve pero suficiente. Grandes bajadas y buenas subidas. Mejores vistas. Increible compañía. El amor de mi vida a mi lado siempre... La montaña, nuestra casa.
Nos vemos por ahí arriba, más pronto que tarde espero.
La ruta es muy agradable y vamos adelantando gente con raquetas y cruzándonos con alguno que ya baja con los esquíes. La nieve empeora justo antes del collado, pero ya estamos arriba. Se ve la parte trasera del Malacara, el pic des Moines... Y la loma que nos depositará en la cima, que está pelada de nieve. Nosotros la gestionamos con tranquilidad, las focas nuevas se notan. Elena pasa un poco más de apuro con las zonas heladas y tienen que buscar una subida con más nieve más cerca de la cornisa. De cualquier forma estamos arriba en poco rato y las vistas quitan el sentido. El Anayet asoma frente a nosotros, centinela de piedra de la canal Roya, señor de Formigal y hermano pequeño del Midi. Se ve gente esquiando en Astún, el Aspe, Bisaurín, Collarada... Un compañero del club debía de andar por el Malacara pero no lo sabíamos. Que ascenso más agradecido!.
Después de darle duramente al diente y comernos unos bocatas de tortilla decidimos seguir con el siguiente tramo de la excursión. Ahora toca lo bueno para todo el mundo y lo generalmente malo para mi, el descenso. Después de las clases de mi profesora en Candanchú comienzo con seguridad, clavando bastón y haciendo giros cerrados y cortos. El hielo siempre lo gestiono bien, hasta en pistas y esta parte la paso bastante bien y me da seguridad. Seguimos hasta el collado y la pala de nieve mala la hacemos giro tras giro. Un saltito y comienza un gran descenso por diferentes nieves, disfrutando y perdiendo rápidamente altura hacia el pico Peygeret. Entramos en una especie de vallecito de nieve virgen y luego pronto encontramos una marcada huella rumbo al segundo objetivo del día, el Coll de L´lou.
Foqueamos con buen estilo. Una pequeña pausa para reparar los pies de Elena (Alex regalale unas botas cómodas ya) y continuamos a la marcha hacia el collado. Aun hay desnivel pero se foquea bien a gusto; y disfrutando de las vistas enfilamos decididamente las ultimas palas. Poca inclinación pero la nieve ya esta empezando a rehelar en las humbrías y el sol no la transforma ya en las solanas, no es tan cómodo como antes. Pronto hacemos cima en el collado y las vistas del Midi quitan el hipo. Es un pico que siempre enamora, y como he dicho en algún otro post desde pequeño era un sueño inalcanzable en el grupo de montaña. Hablabamos de él como si fuera el mismísimo K-2 del pirineo, y en cada ruta y ascensión lo veíamos siempre a veces más cerca, otras más lejos. Un día me permitió subirme a su cima, y luego llegaron más. Pero eso no le ha quitado ni un poquito del encanto y la atracción que me transmite. Hacemos unas fotos, recuperamos fuerzas y quitamos de nuevo focas. Es hora de emprender el descenso al coche.
Empezamos con un interminable flanqueo dirección al cambio de valle y seguimos con una nieve mala, después nieve más mala, miles de huellas, baches, nieve peor, nieve helada, surcos y demasiadas huellas. Hacemos lo que un amigo llama esquí de supervivencia. Esta vez me pego dos o tres trufas y en una casi no me puedo levantar, me he enredado conmigo mismo. Al final llego hecho un honguillo abajo, pero se me pasa rápido y emprendemos la pequeña subida al coche.
Ha sido como siempre un día para enmarcar! Tiempo espectacular, quizá justito de nieve pero suficiente. Grandes bajadas y buenas subidas. Mejores vistas. Increible compañía. El amor de mi vida a mi lado siempre... La montaña, nuestra casa.
Nos vemos por ahí arriba, más pronto que tarde espero.