He decidido recopilar algunas de las ascensiones más clásicas de mi lista, por si alguien quiere echarles un ojo o tomar referencias para futuras aventuras. Aquí os dejo la primera, la ascensión al Posets o tuca Llardana. Segunda cima del pirineo en altura pero no por ello menos importante que sus hermanas Aneto y Maladeta.
01 de Septiembre:
Un poco la tónica habitual de aquella época, tengo ganas de hacer montaña pero no tengo nadie con quien ir. Quizá todo fue en el fondo un poco culpa mía, quien sabe. Me preparo todo en casa. Objetivo la cresta de las espadas al Posets. Una larga ruta que había intentado ya en dos ocasiones previas pero que el cambiante tiempo me había impedido conseguir. Salgo tarde de Zaragoza para variar. Y subo al refugio Angel Orús de la FAM a ultima hora y de noche. Llego a las 22.30h y no hay nadie despierto ya, sólo el guarda que no me presta ni pizca de atención y que de mala gana me da un sitio para dormir. Lo cierto es que de este refugio tengo pocas cosas positivas que decir. He estado en varias ocasiones, en alguna de ellas solo con los guardas y nunca me han parecido dignos de alabanza. O yo he tenido mala suerte o nunca se han interesado a donde iba, que iba a hacer... Ceno lo que he traído preparado de casa, ensalada de pasta y algo de embutido y me acuesto a dormir en una habitación con gente, sin molestar. De hecho los chicos que durmieron a mi lado, a los que luego vería en cima me dijeron que les pareció que alguien había dormido al lado suyo, pero que como por la mañana no había nadie creyeron que había sido un sueño.
Como podéis apreciar en la imagen es una ruta circular, y de premio a la bajada me subí el diente de la Llardana. Un bonito mirador de 3000 mts a la preciosa cresta!!!.
02 de Septiembre:
Me levanto a las 5.15h de la mañana, la ruta es dura, pero sobre todo es larga. Desayuno y salgo para arriba hacia el ibón de la Llardaneta (2650 mts) como un gamo. A las 6h de la mañana comienza el camino. La noche aclara y el camino es conocido de sobras. No en vano es la tercera vez que paso por aquí en tres años. Hasta el Ibón hay que limitarse a seguir la GR11 que va desde el refugio al refugio de Biadós. No tomaremos el desvío marcado por la real del Posets y la canal Fonda, por allí bajaremos por la tarde. Como siempre voy cargado hasta las cejas. Llevo una cuerda de 30 mts de 8.2mm, arnés, reverso, cintajos, mallones , crampones, piolet... en fin hasta la cámara Reflex.
En poco más de hora y media me planto en el Ibón, viejo amigo, tomo unas fotos y como algo de chocolate, repaso mentalmente la ruta hacia el primer tresmil del día, el Diente Royo (3010mts) que curiosamente va a ser el primero que repita en mi vida. Luego vendrán otros, pero este se lleva el honor. O lo que sea jejejeje
El Ibon de la Llardaneta, amanece en las forquetas y col de Eriste. |
El camino hacia la cima no existe literalmente, hay que ir buscándose la vida por terreno sencillo pero cansado hasta alcanzar un colladito antecima y de ahí caminando hacia el mojón que marca la cota son las 8h 30´. En una hora o algo menos yo gané el desnivel sin mayores complicaciones por la zona sin marcar. Me detuve a descansar y a comer algo y un señor mayor aparece en el collado a mi lado. Jean Pierre sería su nombre y se convertiría en mi compañero inesperado de cordada y en un increible ejemplo de como uno debe cuidarse a lo largo de su vida. Lo vi avanzar después de hacer cima hacia la cresta de las espadas con seguridad. Yo llegué a temerme que no sabía donde se metía, era un señor mayor, francés, con unas mallas verdes ochenteras, un pantalón corto encima, una gorra de tractorista profesional... Pues bien, Jean Pierre tiene ya en su haber los 215 tresmiles del pirineo, la Norwand del Eiger, el espolón Walker a las grandes Jorasses... y un saco de 4000 miles y otras ascensiones. Solo le quedaba la espinita de la norte del Cervino, pero me dijo que ya era mayor. De hecho no lo dejé atrás en ningún momento, y pasaba las dificultades con seguridad y maestría. Sería mayor pero esto era un juego de niños para él.
Cima del Diente Royo. |
Uno tras otro los picos, las dificultades y las aristas van cayendo a nuestras espaldas. Unos sarrios nos acompañan en la cresta, nos vigila el macho, la hembra asustada se aleja con cuidado. No queremos molestar, este es su hogar y su territorio. El calor aprieta. Después del diente viene el Pavots (3121 mts) o Tucón Royo. Esta cima se alcanza en apenas media hora de escalada. Intento ayudar en un paso a JP y rehúsa mi ofrecimiento. Lo hace a su estilo, tranquilo y pausado pero seguro y eficiente. Me dice que soy muy atlético en mis pasos, quizá debo mejorar esa técnica y tirar menos de fuerza. La cima del Pavots nos deja ver lo que nos queda, la arista hacia las espadas! Una preciosa triple cima, estética y vertical. Una arista muy aérea y con algún pasito con patio, nos lleva a la cima. La sensación de alta montaña, la verticalidad, la hermandad con alguien que no conoces de nada y de todo, nos invaden. Que cerca del cielo estamos pero que lejos a la vez. Es indescriptible la sensación de libertad, de bienestar...
Unos últimos esfuerzos y estamos en la cima de las Espadas ( 3332 mts). Trás las tres cimas que tiene este pico, un destrepe de II o II+, hay rapel instalado con cordinos, nosotros lo hicimos sin nada, y el famoso paso del funambulista. Un estrecho paso, no mas ancho de 40 cms de roca, con una caída por cada lado de 200 mts o más. No apto para gente con vértigo desde luego, pero nada dificultoso en mi opinión. Es peor el muro que espera al final de 5 o 6 mts, con pasos de III por cualquier lado que lo afrontes. Esto también lo salvamos sin apenas problemas. Llevamos ya muchas horas de actividad y Jean P. no nota el cansancio, se le ve igual de suelto que al principio. Yo veo que salvo de agua, que voy corto, de lo demás voy muy muy bien. El sol aprieta con dureza pero el esfuerzo está mereciendo la pena. Las vistas, las cimas,... todo está siendo genial!!.
Poco a poco nos vamos acercando al final, seguimos cresteando con continuas subidas y bajadas. Pasitos y destrepes. No hay que perder la atención pero no es difícil. La Tuca de la Llardaneta (3311mts) y la Tuqueta Roya (3273 mts) han caído en el bolsillo también. Llegamos a la salida del corredor Jean Arlaud, un clásico invernal. De aquí a la cima del Posets solo queda una poco gratificante pedrera de color rojizo. Hay mucha gente en la cima del pico que ha subido por la real y llevan rato observándonos y nos dan ánimos desde arriba. Solo queda un poco más, unos últimos pasos. Un esfuerzo final y ya no queda más que subir!. ¡Esta hecho!. La ansiada cresta ya está en la mochila. Descansamos y almorzamos en la cima . Son las 11:25h de la mañana. Desde las 6 salen 5h y 25 min, con descansos. Creo que es un tiempo bastante bueno. JP y yo charramos de lo divino y de lo humano, me comenta que va a Ordesa a acabar los 3 picos que le quedan para los 215 tresmiles. Desde luego es un ejemplo a seguir la vitalidad, el buen hacer y la forma de este señor, además de su increíble humanidad.
Las Espadas en primer plano, el Posets al fondo, y la tuca forau de la Neu abajo a la derecha. |
El paso del Funambulista. |
Las vistas desde este pico son inmensas e infinitas, impresionantes y sobrecogedoras. Día claro, sol, pocas nubes, nada de viento... las estrellas se alinearon y me permitieron esta vez realizar lo deseado en las mejores condiciones.
Nos disponemos a bajar los dos juntos, a un ritmo vertiginoso, este francés es una máquina demonios. Llegamos al collado del diente. Y aquí nos despedimos con cierta pena. El lo subió ayer y no quiere repetir, está algo cansado. Yo enfilo para arriba, por el cansancio y la falta de agua me confundo y subo por otro sitio algo más complejo pero llego arriba sin complicaciones. Es un pico que ofrece unas vistas del macizo del Posets y de la cresta de las Espadas sin igual. Son las 12.45 h cuando hago cima! El Diente de las Llardana (3085 mts) se ha rendido a mis encantos. Hago unas fotos y escurro la botella de agua, descender va a ser duro, estoy algo deshidratado...
La bajada hasta el refugio y posterior hasta el coche no tiene ningún misterio más allá de que todo pesaba mucho y se me hizo como siempre eterna y de que en el primer riachuelo que ví pasada la canal Fonda, me arrodillé y bebí hasta saciarme. Que poco me gusta bajar, Dios mio.
Son las 17.30h cuando llego al coche en la cascada de la Espigantosa. Estiro, descanso y me encuentro en el paragolpes del coche una nota con la dirección en Francia de Jean Pierre. A fecha de hoy aún no le he escrito... pero prometo hacerlo.
Esta cresta fue una experiencia única, y un disfrute continuo. Quizá algún día la vuelva a repetir en compañía, quien sabe... Solo deseo poder tener la oportunidad de elegir.
Ojala Jean Pierre lea estas lineas y me conteste, aunque de estos días no pasa que le escriba porque como ya he dicho otras veces los lazos que anuda el monte son difíciles de desatar.