miércoles, 10 de mayo de 2017

Vuelta al Aneto en 2 dias: Dia 1 de Llanos a Cap de Llauset


" La distancia entre tus sueños y hacerlos realidad se llama disciplina". Alex Txikon

Vamos a escribir la crónica de la esquiada de la temporada, que ya toca, fue hace un par de semanas pero la vida no me da para más. La salida de todos los años junto con ese gran montañero y amigo llamado Félix. En esta ocasión hemos pensado en algo grande, y nos hemos decidido por esta circular de dos días, larga pero que no defrauda. Paisajes preciosos y buenas foqueadas. Sensación de soledad. Alta montaña en estado puro.
Después de mucho gestionar conseguimos dos días libres de obligaciones. Si, estoy de acuerdo con vosotros, Isabel se merece un altar y de los grandes.
En esta ocasión se nos une Pedro, amigo de Félix y un grandísimo esquiador que tiene ganas de disfrutar de dos jornadas de montaña por todo lo alto. Residente en Cataluña pero Aragonés de nacimiento. Una gran persona y un amigo a partir de ahora. Eres un grande Moonwalker.


Quedamos en Barbastro y subimos del tirón hasta los Llanos. La pista a la Besurta está cerrada. Se nos ha hecho algo más tarde de lo esperado y comenzamos a foquear con algo de retraso. Las 9.30h. Eso no nos permitió afrontar la subida al Pico Russell que teníamos en mente, pero por otra parte transformo la nieve en altura dejándonos disfrutar de un par de descensos preciosos.
Nos calzamos esquíes nada más salir el coche y mezclando un poco la ruta de invierno a la Renclusa y el instinto sólo los descalzamos 5 minutos apenas hasta el Aigualluts. El día promete calor y no defrauda para nada. El sol de Abril no faltó a su cita.
Desde el comienzo la ruta no tiene pierde. Hasta el Aigualluts camino más que conocido. Luego seguir hacia Barrancs y acabar el eterno valle hasta subir al collado de Salenques. Bajada hasta un plano. Rodear el contrafuerte del Russell Oriental y luego unos planos más, rodear un Ibón, collado y bajada hasta el Refugio de Cap de Llauset.


Clásica foto
En Barrancs quizá la única duda es un pequeño colladito a mitad, es el de la izquierda. Cuando lleguéis ya sabéis de que os estoy hablando. Rodear por esta parte el macizo del Aneto y ver sus agrestes caras Norte no tiene precio. Es probablemente una de las visiones más bonitas, junto con el Vignemale, de nuestro querido Pirineo. Aneto, Espalda, Tempestades, Margalida y la cresta de Salenques. En un momento dado foqueando por aquí puedes sentirte un poco como en un valle del Himalaya, solitario pero de una belleza abrumadora. Eso sí el calor aprieta y mucho. A mi me da un pájara de las buenas justo antes de afrontar la subida directa al collado de Salenques. No sé si fue deshidratación, hambre o un poco de todo mezclado con el sueño pero estaba bastante mal y así se lo dije a Félix. "Hoy toca día de sufrir". Me voy quedando atrás en mi fuerte, subir. Llego sufriendo a las rampas finales. 


Paramos un momento y me como unas avellanas, agua y algo de chocolate. Miro lo que queda y les digo que prefiero seguir yo por delante que ya me cogerán seguro y me dejarán atrás. Empiezo pero noto que algo ha cambiado. Subo a buena marcha, giro tras giro, diagonal tras diagonal y veo que no me alcanzan. Cosas del cuerpo, ya ves, lo importante es no rendirse. La parte final quizá para cuchillas pero la apuramos sin ponerlas. Llego el primero y rápidamente me descalzo y me paso al otro lado del collado, hace un frío que pela. Hemos tenido suerte y vamos a subir y bajar desde el mismo collado con las tablas puestas.
Supongo que conforme vayan avanzando los días no será así.


Nos juntamos todos y comenzamos a preparar todo para bajar. La nieve se ve buena al ser cara casi sur, quizá un poco pesada pero se deja hacer. Yo estreno botas como aquel que dice. Unas Sportiva Spitfire de dos ganchos. He vendido mis Dynafit Px-one de tres y notaré la diferencia. No tanto hoy como al día siguiente con nieve dura en el Aneto. Así pues emprendemos el descenso que se hace largo pero disfrutón. No hay que bajar abajo del todo ya que hay que rodear el Russell por debajo del contrafuerte. No tiene perdida y hay mojones que lo marcan. Este paso con nieve dura es algo expuesto ya que vas por una faja ancha pero con mala caida. Precaución.


Este es el punto donde giramos a nuestra derecha visto desde el collado. Hay que remontar una ladera para plantarse en la feixa y rodear el macizo del Russell que nos dará acceso a nuestro refugio.
Lo dicho está bien marcado y es bastante intuitivo. Más o menos llanear y llanear hasta llegar al Ibon de Cap de la Val y rodearlo dirección Este hasta ver el collado del Estany Negre.


Un poco antes de este punto a Félix le ocurre lo que a mí en Barrancs y le da un pequeño bajón. Es la hora de comerse el bocadillo y reponer fuerzas. Sentados en una piedra con vistas al pirineo catalán nos damos un pequeño homenaje. Queda sólo afrontar el último tramo del día que he descrito rodeando el lago y pasando el collado. Esta zona es orientación W y bastante vertical y expuesta. Nosotros pusimos cuchillas y desde luego no sobraron. Incluso sacar los crampones y el piolet no habría estado mal. 


Solventando sin más agobios esta último paso y ya sólo nos queda descender hacia el Ibon de Llauset de una forma directa. Pero antes nos tumbamos en unas piedras al sol donde se descansa de muerte. Menuda maravilla estar aquí. Echo mucho de menos a mis peques, mi mujer y mi chico, pero si no llenara de vez en cuando mi espíritu con estas cosas no sería igual de feliz y no estaría bien conmigo mismo. Quizá sea un defecto muy grande o quizá una virtud. O quizá consista en buscar a la persona que entienda tu alma y comparta esas sensaciones para que todo esté en equilibrio. Quién sabe. Cuesta volver a arrancar pero lo que queda es una bajada de lujo y luego el calor y lo acogedor del refugio.

Bajada final al Ibón de Llauset. Tubo estrecho pero que se dejó hacer.
Y por fin, después de toda una jornada de montaña llegamos al calor del refugio y a la merecida cerveza. Cap de Llauset me recordó al nuevo Gouter pero en pequeñito. De materiales sostenibles, con formas que recuerda más a la aeronáutica que a la montaña pero muy acogedor y con muchas muchas comodidades. El guarda David entrena en mi tablero y sé que es buena gente y nos trata de lujo. Dentro compartimos cena con las dos únicas visitantes unas chicas del Val de Arán que están realizando un trabajo muy interesante para la FAM sobre unos mapas de aludes para combinar con los boletines nivológicos. Cena, colacao y a la cama que hoy toca dormir del tirón.


Mañana será otro día y habrá que disfrutarlo con subida al Aneto incluida.

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