lunes, 4 de agosto de 2014

GR 11 Aragonesa. Día 4: De Parzán a Pineta -Ruta alternativa-


"Errare humanun est, sed perseverare diabolicum". Seneca el Joven.


Y aquí nos levnatamos bien tarde en nuestro hostalito de Parzán. Descansados y como nuevos, listos para afrontar, a priori, una de las etapas más sencillas que se nos plantean sobre el papel. La GR 11 discurre desde aquí hasta el refugio de la FAM de Pineta, subiendo por Chisagües, al collado de coronetas y de ahí bajar a los llanos de la Larri. Como tenía pinta de ser una pista infumable al sol, decidimos buscar una alternativa. Ir por una PR, de Parzán a Javierre y de ahí empalmar con otra que remonta en suave pendiente todo el valle de Pineta. El padre de Isabel, tenía ganas de hacerla porque podía ser bonita. O eso parecia en los comentarios y descripciones de la gente. 
Tomada la decisión, desayunamos de lujo, casi de forma obscena para un montañero ( Con jamón serrano y todo) y arrancamos bien tarde rumbo hacia la primera alternativa.

Primera alternativa, primera cagada del día. La PR-HU 189, en si, es preciosa y discurre casi en su totalidad siguiendo un canal de conducción de agua semi cubierto que desemboca en la presa de Pineta. Pero suponemos que desde que la hicieron por aquí hemos pasado tres y el de la guitarra, y no me estoy refiriendo precisamente a Peret. La frondosa vegetación ( zarzas y ortigas) hace del camino una delicia y además se ha comido gran parte del sendero. Nos encargamos de volver a abrirlo a golpe de bastón. Ahora es un poco más transitable y dejamos algún mojón marcando alguna alternativa. Recomiendo encarecidamente a algún campamento o en su defecto manada de elefantes que se pase por aquí para dejarla limpia de nuevo.
Es un recorrido muy bonito, casi siempre a la sombra, ganando altura por el valle hacia Bielsa. Con algún tramo con sirgas, otros por encima del canal... Entretenido sin duda. Una manera diferente de recorrer el camino. Salvo al principio que es un poco perdedora no debemos tener problema alguno en seguirla.


Lo que nos debería de haber costado una hora, nos costó 2h 30´. Y llegamos con las piernas como si viniéramos de la guerra. Arañazos y cortes. Pero ya estaba hecho, ahora sólo había que buscar un sitio para comer. En Javierre no hay ni bar, eso si fuente en mitad del pueblo, así que miramos el google y vemos que un poco más arriba, antes de la presa tenemos un restaurante...Caminamos a buen ritmo y damos con el lugar: "El Kanguro Truchero".
La comida y la jarra que nos bebemos no las puedo describir con palabras, pero lo voy a intentar. Una deliciosa ensalada montañesa, un plato de quesos franceses con tostadas y un plato inmeso de papas... Comimos como si no hubiera un mañana. Que gran encuentro el del canguro y nosotros!. Este marsupial me ha robado el corazón :) .


Pero es hora de re emprender la marcha, cruzar la presa de Pineta y empalmar con la PR-HU 137, que viene de Bielsa. Al principio es cómoda y fresca entre bosque y a orillas del río. Pero el sol calienta mucho ya, la ola de calor se acerca, y el bosque poco a poco se va haciendo menos denso y la senda se transforma en un pista insoportable, durante 10 largos y tediosos kilómetros. Nada más empezarla nos topamos con unas chicas que han metido el coche en el barro y no saben como sacarlo. Con unas piedras y un poco de maña les sacamos del apuro y se ofrecen a llevarnos, pero queremos ser fieles al estilo y llegar solos. Que tontos fuimos jajajajaja. La pista no nos aportó nada más que sufrimiento, físico, pero sobretodo mental. El tedio y la monotonía hacen de este tipo de caminatas un suplicio para el montañero. Aún así encontramos un momento para remojar las piernas en el río. 


Después de una larguísima etapa, por fin, llegamos al refugio de Pineta. Un hotel de lujo para unos pies cansados. Ducha caliente y cena maravillosa en una mesa políglota. Éramos dos ingleses, dos Franceses que hablaban inglés y francés, nosotros que hablamos inglés y español y otro paisano que hablaba Español y Francés... y va el inglés y dice... jejejejeje Comentamos aventuras y la ruta. Los británicos vienen desde el Cantábrico y nos preguntan por las siguientes etapas. Después de cenar les mostramos en el mapa las alternativas y se nos juntan otra pareja de británicos que llevan el mismo camino. La sobremesa no podía ser más British, cerveza, colacao para nosotros, risas y una conversación agradable. Es curioso pero por un momento me sentí en casa en esa tertulia. Si lo sacas de su entorno y de su confort zone, los hijos de la gran bretaña son tan abiertos y amigables como el resto de los mortales.
La noche fue fantástica, durmiendo muy muy a gusto. Al día siguiente nos esperaba una de la etapas más duras de las preparadas pero a la vez más bonita, si no la que más. Y no defraudó para nada. Aunque extraño las piernas se van poniendo a tono y cada día cuesta menos recuperarse.

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