jueves, 21 de enero de 2016

Ascensión a la Punta del Puerto (2723 mts)


" El único deber es el deber de divertirse terriblemente". Oscar Wilde


Esta es la historia de una subida espectacular en un entorno ideal con una gente maravillosa y del descenso más croquetero de todas las leyendas sobre descensos. Hemos quedado en casa de Alex, Elena y Sherpa. ( www.anayetvertical.com ). Hoy subimos las viandas nosotros. También se ha apuntado un vagabundo que hemos encontrado por el camino, un tal Diego Bartolo. La cena discurre entre risas y bromas, disfrutando de la compañía y de la velada. Pronto a la cama que estamos muy cansados y venimos de currar unos, y de escalar otros. 
Suena el despertador, desayuno en equipo y después de varias llamadas subimos al refugio de Casa de Piedra, hemos quedado todos, cuando digo todos, es todos los montañeros de Aragón, parte del extranjero y apegados. No habría menos de 100 personas o incluso más. Se barajan varias opciones, el Garmo Negro tienta pero la cosa esta peligrosa. Al final sólo vimos desde lo lejos a dos "valientes" en esa ruta y algunos más al Fenías. El resto de gente hacia otros sitios.
Alex ha quedado con gente buena y buena gente, Belio, Berto, David Malabarista, Ruben y Ana... y varios amigos de ellos. Al final como siempre el patán yo... Es lo que tiene esquiar con los mayores.

Anayet Vertical y Volkswagen
Ya estamos en faena después de saludos a Julio Benedé y a otros ilustres del gremio. La decisión está tomada hacia el Bacías. Buena nieve y sobretodo seguridad. Es una ascensión archiconocida y muy bonita de principio a fin. Y una zona que en invierno no había recorrido nunca. Recomendable. Las nevadas de estos días han sido generosas pero el viento del día anterior ha sido más generoso todavía y ha dejado la nieve muy acumulada en zonas y en otros sitios la ladera pelada. Vamos hablando y buscando las posiciones en el grupo. Nosotros alternaremos a veces por el medio otras por detrás a nuestra marcha. Descubrimos que no somos los más neofitos subiendo, y luego descubriremos que tampoco bajando. Pero ahí ahí vamos... Cuanto queda por mejorar. Otra vez nos puso la montaña en nuestro sitio, pero eso lo cuento luego. El show aún no habia comenzado. No nos adelantemos a los acontecimientos.



Salimos del bosque, subida cómoda y a la marcha. Estamos disfrutando de la foqueada y con ganas de más. Notar esa sensación de esfuerzo la necesitaba. Sentir a tope el cuerpo cuando pegas un arreón después de unas fotos y sonreir es todo uno. Una pala más y un poco de rampa y vamos acortando el terreno con el embalse de Brazato. El ibón inferior ha quedado a la derecha según subimos. Maravillosa subida. Parada técnica, trago de agua y nos quedamos con unos muchachos atrás. Íbamos muy tranquilos de charrada y no nos dimos cuenta de que nos estamos quedando atrás. Al final tuvimos que dejar a los dos chicos e irnos a nuestro ritmo hasta el collado de Brazatos por donde no pasábamos desde la GR hace un par de años. El macizo del Vignemale aparece ante nosotros imponente pero no todo lo blanco que esperábamos, el aire ha hecho un desfalco de nieve tremendo. La que no se ha llevado, la ha repartido a su antojo por la montaña. 


Arriba planteamos las alternativas. En el Bacías hay no menos de 30 personas y la subida directa está helada. Al final decidimos la Punta del puerto (2723 mts), subida más técnica al final pero con unas vistas de impresión. Los pros salen para arriba, Isabel decide quedarse y relajarse junto con algún otro. Yo decido tirar con Diego y compañía y ver como está el asunto. Antes de la última rampa coloco las cuchillas que van a hacer falta. La pala es netamente norte y tiene bastantes placas. Pero sorprendentemente se hace con mucha tranquilidad y a buena marcha.


Dejamos los esquíes en la antecima y piolo en mano afrontamos las últimas dificultades hasta la cima. Un verdadero placer compartir esta no tan modesta montaña con gente de corazòn tan grande.
He disfrutado notablemente de la subida, pero ahora toca lo menos divertido para un esquiador de sofá como yo... la temida bajada.

Selfie Cimero!


Bacías al fondo y nosotros en la antecima de la Punta. (foto de David Malabarista)
La bajada hasta donde hemos dejado los esquíes coser y cantar. Quitamos focas, ajustamos botas, colocamos fijaciones y para abajo. Primeros giros correctos y con solvencia. Estoy disfrutando. Enlazo unas buenas curvas y algo pasa con mi bota izquierda, la he debido dejar floja, marco mal el giro, cojo un ventisquero y me doy una voltereta digna del mejor trapecista del circo del sol. Me levanto un poco desorientado y blanco como el muñeco de Frozen. Bueno no ha sido nada. Otros dos giros... otra galleta con espatarramiento a lo Gervasio Defer. Hoy no va a ser el día. Al menos sigue todo en su sitio, que no es poco.
Bajo como puedo al collado de Brazato donde me espera Isabel. Seguimos bajando dirección al collado de Labaza. Nieve pesada pero aún me defiendo. Antes de empezar la subida nos juntamos todos y alguno más que andaba por allí como Manu Cordova. No lo conocía personalmente y es una persona encantadora. Nos comentan que por el otro lado mucha placa y mala nieve. Así que unos cuantos suben para esquiar la pala hasta el collado y otros tiramos para abajo a esperarles en algún sitio más cómodo. Manu me adopta como perrillo faldero y lo sigo a donde me lleve. Parada a esperar y reparto de viandas para todos.

Collado de Labaza al fondo.
Pronto nos juntamos todos y arrancamos para abajo. Yo voy haciendo lo que puedo e incluso en algún tramo disfruto junto a Isabel, hasta que flaqueamos dirección al balneario por unas palas a la derecha de la normal. La nieve está muy pesada, te hundes y no deja manejar con facilidad. Y aquí es donde se marca la diferencia entre los esquiadores y los 5 magníficos que nos quedamos por atrás revolcándonos como osos polares en la nieve, incluso rodando de dos en dos. No puedo contar cuantas caídas nos dimos. Al final Isabel y yo más acostumbrados al esquí de supervivencia abrimos hueco y llegamos hasta el bosque. Primer tramo a pie hasta encontrar la senda. Siguiente montados en los esquíes haciendo lo que comúnmente se llama "sálvese quien pueda".
Llegamos enteros abajo, que no es poco os lo aseguro, y con la sensación de no saber esquiar lo más mínimo. La montaña nos ha puesto en nuestro sitio. Habrá que buscar la forma de mejorar como sea.
Abajo nos espera todo el mundo y compartimos unas cervezas y unas guindillas. Es hora de recoger y volver a la civilización.




Aún con la accidentada bajada ha sido un día para enmarcar. Y con la gente que había, se ha coordinado de una manera muy natural la marcha, tanto de subida como de bajada. Un disfrute en todos los sentidos. Muchas gracias a todos por esta genial jornada. Y sobre todo a ti por formar siempre parte de todo lo bueno de mi vida.

Un saludo a todos y nos vemos por ahí arriba!.

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